Necesitamos Jóvenes y profesionales formados por Maestros Líderes para afrontar el futuro.

A ello debemos añadir; cuando hablamos de formación nos vamos hasta el ser; cuando alguien instruye, asume una responsabilidad, pero no un compromiso. Podemos instruir a una persona que tiene una ideología diametralmente opuesta a la nuestra; podemos instruir a quien no maneja nuestros valores y nuestra forma de interpretar al mundo que nos rodea; pero no lo podemos formar, pues un proceso de formación, se da sobre el pellejo de quien lo hace, sobre las creencias más profundas que definen nuestra vida. El que forma se da; transmite vida, sentimientos, pasión, arte, sabiduría; transmite su quintaesencia humana. Por eso, el líder forma; por que enseña con sus células, con sus sentimientos, con su obra. En este afán, el líder se revienta, y desparrama sus entrañas sobre las pieles de sus seguidores. En esta línea de pensamiento, es fácil instruir, y ciertamente muy difícil formar líderes, pues en el primer caso se transmite el hacer; en el segundo, el ser. Formamos líderes cuando tocamos la esencia, el ser, la sustancia de la persona; ahí estaremos sellando para siempre el resto del tiempo que estén sobre la tierra. Hay personas que han pasado por nuestra vida, y nos dejan un sello para siempre.
Articulo escrito para el periódico Aula Abierta.
Mg. Elías Vásquez Gonzáles
Director – Gerente CETICO Empresarios SAC
www.ceticoempresarios.edu.pe